El circuito en el que se disputa este Gran Premio de Canadá está en Montreal y lleva el nombre del mítico piloto local Gilles Villeneuve. Las instalaciones están situadas en una isla repleta de zonas verdes y que tiene parte del trazado transitable el resto del año. Un circuito técnico, complicado y en el que los accidentes y las banderas amarillas suelen poner emoción a la carrera.
Junto a las largas rectas, en Montreal encontramos fuertes frenadas y giros muy técnicos. Yo le llamo el circuito de las enlazadas (o chicanes de alta velocidad). En este sentido puede ser algo parecido al mítico Monza. Las frenadas son de las más duras de todos los trazados de la formula 1, con seis frenadas superiores a los 250 km/h (cuatro de ellas por encima incluso de los 300), lo que castiga mucho los frenos de los monoplazas, que se desgastan muchísimo (lo más lógico es poner el conducto de frenos superior o igual a 4).
La estabilidad y el agarre también serán aspectos clave, especialmente en la salida de las curvas, ya que al tomarse en plena aceleración se pueden provocar trompos con facilidad (para evitarlo recomiendo que las barras estabilizadoras traseras se pongan a un valor cercano a 100). Los motores también sufren un gran castigo gracias al tiempo que hay que ir a fondo de manera continua (por tanto la refrigeración del motor hay que colocarla a más de 4).
Los neumáticos en Canadá no corren demasiado peligro, es decir, existe menos desgaste que en otros circuitos ante la baja carga aerodinámica que tienen los coches, aunque pueden sufrir si los pilotos no los cuidan en las frenadas y lo hacen de manera brusca para detener los monoplazas en los pasos por curva. Posiblemente si corremos a 26 vueltas nos veremos obligados a realizar dos o más paradas, ya que el depósito no tiene capacidad suficiente para el combustible necesario a 13 vueltas.
El muro de los campeones situado en la entrada a la recta de meta es uno de esos puntos míticos del Mundial de Fórmula 1. Es el único muro con nombre propio y con el que han tenido problemas muchos campeones de esta especialidad. Es el final de la chicane con la que se llega a meta y que sirve para pasar de más de 300 km/h a unos 150 con el que los coches salen escupidos hacia un muro por el que los pilotos tienen que pasar a pocos centímetros para apurar hasta el último segundo en cada uno de los giros a este circuito.
Poco más hay que decir de este circuito en el que como ya hemos comentado la carga aerodinámica será un factor clave (yo recomiendo poner los alerones entre 25 y 35), y al no existir muchas curvas muy lentas para apurar las frenadas, tan sólo en L’Epingle será uno de los puntos importantes para poder adelantar. También quiero comentar la dificultad de la entrada y la salida de boxes en este circuito: se entra a mucha velocidad y hay que tener cuidado con la línea de inicio del pit, y en la salida hay unas curvas que nos pueden hacer perder el control del coche.
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